Consejos para tu Vestir
"Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinados ostentosos, ni oro ni perlas, ni vestidos costosos." I Timoteo 2:9
"Mamá," preguntó Vanesa Vartel un día mientras que las dos estaban cosiendo. "¿Por qué no quieres que yo lleva algo con un collar cortado muy bajo?"
"En tu opinión, ¿qué es un vestido con un collar cortado bajo?" Preguntó su mamá.
"Tu sabes como muchas de las chicas los llevan así," dijo Vanesa y señaló en forma de "V" sobre su frente.
La Señora de Vartel miró a Dios por sabiduría para contestar y para infundir en Vanesa la suficiente prudencia cristiana para vestirse con modestia a pesar de lo que es de moda. "Yo tengo mis razones y con mucho gusto voy a compartirlas contigo," contestó ella.
"Sí, yo quiero saber porque a veces me siento anormal desde que ninguno de mis vestidos son de este estilo."
"Vanesa, una de las manifestaciones más claras de que alguien es realmente una dama es que ella es modesta. La modestia es la actitud debida que debemos tener de nosotros mismos. Una señora modesta no habla de tal forma ni se viste de tal forma que los demás tengan razón por pensar que ella es ignorante o mal educada. La falta de modestia en tu vestir da ocasión para los demás a tener pensamientos indignos de nosotros. La chica que pasa los límites de la modestia no da la imagen debida de si misma."
"¿No es deber de los hombres a controlar sus pensamientos?" preguntó Vanesa.
"Sí" contesta su mamá. "Es una buena pregunta. Es una pregunta parecida a la de Caín después de matar a su hermano. El se preguntó, ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano? Sí, Vanesa, en gran parte somos responsables por los pensamientos de nuestros hermanos. No todos son débiles. Hay muchachos y hombres que tienen la mente pura. Para ellos, la falta de modestia no produce malos pensamientos. Pero debemos pensar en los que son débiles. Supongamos que en una esquina hay un grupo de jóvenes. Entre ellos están dos jóvenes con mentes puras. Tu y otra chica pasan vestidas con blusas que tienen cuellos cortados bajos y polleras cortas. Puede ser que no hay nada malo en tu comportamiento pero tu apariencia causa a los con una mente corrupta a pensar malos pensamientos y decir cosas indecorosas. Los dos con mentes puras están escuchando y sus mentes también están siendo contaminadas. Tu y tu compañera son tan culpables como los jóvenes con mentes corruptas que dijeron cosas indecorosas."
"Nunca había pensado de esto, mamá," dijo Vanesa.
"Tu cuello debe ser lo suficiente alto que tus pechos no se ven de ningún punto de vista. Tus polleras deben ser lo suficiente largas que puedes sentarse de una forma modesta como de una dama."
Las dos se sentaron en silencio por un tiempo hasta que Vanesa dijo; "¿Sabes mamá que no todas las buenas mujeres piensan como vos? Hay algunas que asisten la iglesia que se visten de una forma que tu no apruebas. ¿Piensas que no son buenas o que no son cristianas? A mi me cuesta pensar así."
"Mira Vanesa," dijo su mamá; "Cada uno tendrá que dar cuenta por si mismo delante de Dios. Si ellas hacen mal tendrán que rendir cuentas para con Dios. Hay muchas mujeres simpáticas que no se visten con modestia. Muchas veces ellas no se dan cuenta. Puede se que sus madres no les enseñaron lo que significa la modestia . A mi me parece que muchas no piensan en lo que están haciendo. Ellas siguen el ejemplo de los demás en su derredor. Ellas se conforman con lo que es de moda sin preguntarse si es agradable a Dios. No puedo negar que las damas nunca se visten como yo te digo que no debemos vestirnos. Tampoco puedo decir que las damas cristianas nunca llevan tales vestidos. Cuando lo hacen, casi siempre es por falta de entendimiento. No podemos siempre tomar nuestro ejemplo de los demás. Tenemos que buscar la dirección y sabiduría de Dios. Nuestro anhelo mayor debe ser el de agradar a El. Por mi parte, no puedo sentirme cómodo vestido en algo que no es modesto."
"Sí," dijo Vanesa, "tienes razón pero igual me siento tan fuera de moda. ¿Por qué es que tenemos que ser tan distintas de los demás?"
"Depende en donde tienes puestos tus ojos, Vanesa." Dijo la señora de Vartel. Si mires en la dirección debida vas a darse cuenta de que hay un sin fin de buenas chicas y mujeres que queden adentro de los límites de la modestia y ellas no parecen ser extrañas."
"Es por eso que no me dejas cambiar mi peinado?" preguntó Vanesa.
"Sí, en parte;" dijo su mamá. "Hoy en día hay peinados extravagantes que no concuerden para nada con la cara de las chicas. Ellas eligen un peinado extraño para llamar atención a si mismo. Tu tienes todo lo necesario para ganar la atención de los demás. Hay un brillo en tus ojos. Casi siempre tienen una sonrisa. Tienes una cara hermosa. ¿Para qué quieres un peinado que no te conviene? Dígame la verdad, Vanesa. ¿No hay muchas de tus compañeras de clase que se visten de una forma modesta como vos? ¿Realmente sos distinta? ¿No hay otras chicas como vos?"
"Ah, sí, hay" dijo Vanesa. "Pero parece que todo el mundo mira por alto a ellas y dan su atención a las que se vistan de moda."
"Puede ser" dijo la Señora de Vartel. "Pero más tarde vas a saber que las que tienen un matrimonio y hogar feliz eran las que siempre guardaron la modestia. Un día vos vas a estar muy agradecida que tu eras una de ellas."
De: Tiempo de Esperanza.
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